miércoles, 5 de marzo de 2008

Un mundo Feliz, Aldous Huxley

Dios no es compatible con las máquinas y la medicina científica y la felicidad universal. Hay que escoger. Por eso tengo que guardar estos libros encerrados en la caja de caudales. Son pura inmundicia. La gente se escandalizaría si...
El salvaje lo interrumpió:
- ¿Pero no es natural sentir que hay un Dios?
- Lo mismo podría preguntar usted si es natural cerrar pantalones con cremallera -dijo el inspector sarcásticamente- Me recuerda otros de los antiguos llamado Bradley. Definía la filosofía como la invención de una mala razón para lo que creemos por instinto. ¡Cómo si se creyere nada por instinto! Uno cree las cosas porque ha sido acondicionado para creerlas.
- Si se permitieran pensar en Dios, no se dejarían agradar por agradables vicios. Tendrían una razón para llevar las cosas con paciencia y para ejecutarlas con valor. Yo lo he visto en los indios.
- Pero nosotros no somos indios. Un hombre civilizado no tiene ninguna necesidad de soportar nada que sea realmente desagradable. Y en cuanto a hacer las cosas, ¡Ford le libre de que tal idea se le pase por la cabeza! Se trastornaría todo el orden social si los hombres se pusieran a hacer cosas por su cuenta y riesgo.
- ¡Habia una razón para la castidad! -dijo el Salvaje-
-Pero castidad significa pasión, castidad significa neurastenia y significan inestabilidad. E inestabilidad significa el fin de la civilización. La civilización no tiene en absoluto necesidad de nobleza ni de heroísmo. Ambas cosas son síntomas de ineficacia política. Donde hay guerras, donde hay juramentos de fidelidad, donde hay tentaciones que resistir, donde hay objetos de amor porque luchar o defender, allí hay naturalmente nobleza y heorismo. Pero hoy ya no hay guerras, se tiene el mayor cuidado de preservarse de amar a nadie demasiado, está uno acondicionado de tal suerte que no puede dejar de hacer lo que tiene que hacer. Y si por una desgraciada casualidad le pasa a uno algo desagradable, siempre queda el soma que le permite evadirse de la realidad. Ahora uno se traga dos o tres tabletas de medio gramo y se acabó. Todos pueden ser buenos ahora.
- Pero yo no quiero la comodidad, yo quiero a Dios, yo quiero la poesía, quiero el riesgo, quiero la libertad quiero la bondad quiero el pecado.
-En resumen, dijo el inspector - Usted reclama el derecho de ser un desgraciado.

Hay que leer todo el libro para apreciar la idea en su totalidad.
Pero acá plantean una felicidad sin libertad, es decir, las personas son genéticamente modificadas y educadas mediante acondicionamiento para que todas estén conformes con lo que son y no les guste aquello que es diferente a ellas. Es decir, que no conocen todo realmente. Es felicidad falsa por así decirlo, con el importante detalle de que ellos no lo saben. Todo está controlado de tal manera que las personas repitan las fracesitas conformistas con las que las educaron y nadie reflexiona más allá de eso ni siente deseos de cambiar nada. No les es posible por la manera que fueron concebidos. No existen madres y padres, sólo ovulos que se desarrollan en laboratorios. También fueron condicionados para no mantener nada durante mucho tiempo, ni siquiera los afectos, todo es superficial, nada es demasiado importante para esas personas. Y además de eso tiene, hay una droga que es legal y no tiene efectos secundarios que hace que uno se olvide de todo y se sienta mejor y te la da el mismo Estado. Todo el sistema está hecho para que todo funcione en perfecto orden.

Qué mundo es mejor?
Escalofriante

1 comentario:

Diseño y Planificación Comunicacional dijo...

Lindo libro...

Vos sabes usar el cbox, a mi ya no me gusta...

(?)

Desde 22/08/07