jueves, 17 de mayo de 2007

El Genio de la Bota (por Walpok)

Quiero comenzar, a modo de introducción, con un cuento que puede llegar a ilustrar lo que pienso acerca de la condición humana. Para debatir acerca de determinados sucesos me parece que es necesario, primero, ponernos de acuerdo en algunos conceptos clave. Y uno de estos conceptos es la idea que tenemos del ser humano, o, por lo menos, la idea que yo deseo presentarles. El cuento se llama “El genio de la bota” y tiene que ver con la creencia, con la fe ciega en algo que demuestra, en definitiva, lo vulnerables que somos y el poder de nuestras mentes. Lean y comenten.

El genio de la bota

Un borracho empedernido estaba durmiendo debajo de un puente cerca del canal cuando una bota le cayó del cielo. El ruido del cuero impactando contra el piso lo despertó y éste, sobresaltado, dijo: “Un dios bueno de verdad regalaría un par completo y no una bota usada y hecha mierda”. Cayó desmayado al piso con un hipo final luego de pronunciar esas palabras. Media hora después comenzó a llover torrencialmente y, mientras el borracho dormía, el canal comenzaba a crecer. Una hora después, la mitad de la ciudad estaba inundada. Los linyeras que acampaban cerca del puente estaban siendo evacuados por los bomberos. Nadie se acordaba en ese momento del borracho desmayado porque estaban preocupados por salvar las pocas pertenencias que tenían.
Héctor era bombero desde hacía doce años y estaba trabajando en el lugar, con casi treinta centímetros de agua sobre sus pies. Intentando evacuar a toda la gente humilde del sector. El agua subía muy rápido, ya no había más tiempo. Un objeto arrastrado por la corriente golpeó su pierna y continuó su recorrido. Él lo alumbró con la linterna y se percató de que era una bota. La siguió con el as de luz hasta uno de los pilares del puente y fue allí donde divisó a una persona. El borracho, medio ahogado escupió mucho más que el agua que había tragado cuando los enfermeros lograron reanimarlo. Se incorporó levemente sobre la camilla y preguntó que pasó. Los enfermeros le explicaron que se había tratado de un milagro, que si no hubiera sido por el bombero, nadie lo habría encontrado a tiempo. El borracho giró entonces su cabeza y vió sobre la camilla de la ambulancia la bota que había visto caer del cielo. Entendió en el acto que un milagro se había producido.
La bota mágica le había salvado la vida y decidió comunicarle el suceso a la comunidad de linyeras. Había jurado esa misma noche que jamás se separaría de esa maravilla, de esa obra extraordinaria del Creador.
Una semana después, el borracho cambió la bota mágica por una botella grande de ginebra a uno de los linyeras:
- Yo te doy esta bota pero es mágica, a mi me salvó la vida, por lo menos exijo un buen precio, una botella de ginebra estaría bien.
La transacción se realizó una tarde en el parque y el nuevo acreedor de la bota también fue tocado por la suerte. Una noche había frotado el cuero gastado mientras pedía un deseo: quería tener un techo, una cama mullida y que no le faltara comida. A la mañana siguiente, un patrullero se lo llevaba detenido por robo a mano armada.
Desde aquí en más se pierde el rastro del recorrido que hizo la bota de mano en mano. Solo sabemos que aparece dos meses después en manos de un suicida que está a punto de tirarse desde la cornisa del sexto piso de un edificio. Frota el calzado y pide una nueva vida, que todo cambie, que se cumplan sus sueños. Está siendo televisado en vivo para toda la ciudad. Gran cantidad de periodistas, personal médico asistencial, policías y bomberos se congregan debajo preparados para la caída. El suicida es el senador Norberto Almada y su figura puede verse en todos los televisores de la ciudad, todos ven su rostro desencajado y su brazo sosteniendo una bota vieja.
Almada decidió tirarse del sexto piso a las cinco de la tarde y dos minutos, cerró los ojos preparado para el impacto final pero no cayó. Su ropa quedó enganchada de un fierro que sobresalía de la fachada. Inmóvil y en el aire, los bomberos pudieron rescatarlo treinta minutos después. A las cinco de la tarde en punto, su mujer descubría que estaba embarazada.
Almada apareció por todos los programas de televisión durante esa semana y fue tapa de revistas, él decía que la bota le había salvado la vida. Pronto, los periodistas se ocuparon de encontrar a otras personas que decían que dentro del calzado habitaba un genio o que le atribuían poderes místicos. De este modo, se organizaron debates, conferencias y manifestaciones en repudio y a favor de la bota mágica. El tema se convirtió en un asunto de la agenda gubernamental. A los pocos meses ya había tomado un carácter global. La bota viajaba por todo el mundo para ser estudiada, analizada y bendita.
Algunos predicen que el fin del mundo llegará, otros dicen que son puros cuentos. Algunos creen que la bota proviene de Dios, otros piensan que del demonio. Algunos deciden comercializar talismanes y réplicas de la prenda que se agotan rápidamente en todas las góndolas. Otros intentan hacer campañas políticas o planes para dominar el mundo. El Papa decide bendecirla ante los fieles en el Vaticano semanas antes de la cuaresma. Fieles musulmanes y judíos la reclaman para sí. Se venden perfumes, colgantes, joyas, juguetes, remeras, zapatos, productos de limpieza, ceras, electrodomésticos y autos con el nombre o con alguna propiedad de la bota. Aparecen doscientas publicidades y quinientos libros de divulgación científica en el mundo que aluden al tema. Se siguen anunciando los milagros de la gente que la ha tocado o tenido en su poder. Un ciego dice que pudo ver olfateando el interior del calzado. Una mujer asegura que su cáncer de útero ha desaparecido de la noche a la mañana con solo haber frotado el cuero contra el área afectada.
El 31 de Marzo un grupo paramilitar fuertemente armado irrumpe en la dependencia de la ONU y roba la bota mágica. Rápidamente el mundo se arma hasta los dientes, los fieles organizan cadenas de oración y lloran desconsoladamente. Dos aviones caza han detectado al objeto que vuela en un helicóptero militar enemigo sobre suelo Africano. Los gobiernos del mundo no pueden permitir que el calzado mágico caiga en manos de terroristas que podrían pedir cualquier cosa y les sería concedida instantáneamente. Ordenan atacar con fuego a discreción. Dos minutos más tarde los aviones caza vuelan en mil pedazos el helicóptero militar enemigo pero no logran dar con la bota. Todos creen que se quemó en el aire. El mundo se lamenta y se producen desmanes, suicidios y violencia entre la multitud.
Tiempo más tarde, una vez ya apaciguado el asunto, un chico desnutrido que caminaba cojeando sobre la sabana africana se encuentra una bota que parecía caída del cielo. Asombrado, se sienta en el suelo y se coloca el calzado en la pierna que le era más corta que la otra. Cuando se incorpora ya no renguea y prosigue su marcha hacia algún lugar, feliz de que alguien se haya acordado de él alguna vez en la vida.

Para pensar:
¿Qué es el ser humano? ¿Es lo que cree ser o es lo que no es? ¿Es acaso lo que nos dicen que debería ser pero que no es? ¿Qué significa ser el único animal racional, es decir, tener inteligencia? ¿Qué hubieran hecho en el caso de tener la bota en su poder?
¿Creen en la bota o atribuyen el hilo del cuento a una serie de casualidades? ¿Aprovechar las situaciones es un mecanismo de adaptación propio del ser humano, es eso, entonces, tener inteligencia? Y un largo etcétera que quieran agregar. Hasta la próxima.

1 comentario:

Eli dijo...

Esto es como hablar de que no existe la realidad sino interpretaciones de lo real.
Creo que las personas necesitan aferrarse a algo para poder vivir, ya sea la religión, el destino, el karma o lo que sea.

Creer, muchos lo relacionan con la fé, otros con la ciencia, otros con lo empírico otros con lo abstracto.

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Desde 22/08/07